2 de octubre de 2009

La Escultura Dominicana: Vestigios de nuestra Idiosincracia


Cabeza de Rinoceronte  Manolo Pascual

Se podría decir que la escultura es el arte más antiguo y Dios, el primer escultor, ya que en la Biblia, en el libro del Génesis, Capítulo 2, Versículo 7; relata como el hombre fue esculpido del barro a imagen y semejanza de Dios.

La escultura es una de las vertientes de las artes plásticas más extraordinarias. Es la que requiere más destreza, esfuerzo y dominio de todos los aspectos de la composición visual y el dibujo. Se trata de una operación conceptual y técnica a la vez.

Mujer Sentada  Angel Botello Barros

Las primeras manifestaciones escultóricas del país datan desde tiempos de los taínos, artesanos por naturaleza, y prevalece con la manufactura a la manera taína de bateas, higüeros, hamacas, macutos y cestos, los cuales son piezas importantes de la artesanía dominicana actual.

La escultura dominicana empezó su desarrollo con la emigración de artistas e intelectuales españoles que, huyendo de la guerra civil española se establecieron en nuestro país. A través de su influencia nació la Escuela de Bellas Artes y desde entonces el arte dominicano ha dado frutos magníficos en pintores y escultores reconocidos tanto nacional como internacionalmente.

Sin título  Luís Martínez Richiez

Lamentablemente, la escultura es un arte que no se ha difundido ampliamente en la República Dominicana a pesar de que existen muchos escultores dominicanos con una excelente producción artística. Es un arte que requiere de muchos recursos y no es valorizada en su justo precio; al tener poca difusión, muchas personas no conocen a los escultores ni sus obras. Mayormente, el conocimiento de la escultura nacional se ve limitado a las personas involucradas con el arte o a los amantes de la misma.

De la Ciguapa al Centauro  Said Musa

No ayuda además, que la escultura dominicana no ha tenido apoyo por parte del Estado Dominicano ni de las instituciones privadas. Pareciera también que la escultura ha sido olvidada para la ambientación de los espacios arquitectónicos por parte de los diseñadores de interiores.

Todas estas situaciones mencionadas han producido un letargo en el mercado de la escultura dominicana desde sus inicios, una situación remediable, ya que contamos con excelentes escultores de una vasta formación artística, unos que han sido inmortalizados por sus enigmáticas obras como Abelardo Rodríguez Urdaneta, genio autodidacta quien nos dejó emblemas de nuestras raíces como el Caonabo, una obra llena de realismo y fortaleza humana; Antonio Prats Ventós, aunque español, se formó en el país y a él ligo sus creencias. Su arte tiene un pulcro sabor dominicano y esencias entrañables de la isla. Logró también verdaderas obras de arte religioso donde llegó a una verdadera atmósfera de misticismo; Manolo Pascual, escultor sobre todo de grandes talentos ya que se desempeño como director de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

El Bosque  Antonio Prats Ventós

Están los discípulos de estos grandes maestros como Luis Martínez Richiez, el escultor más conocido fuera de su ámbito natal, el cual realizó lo mejor de su obra en París, lo que le ha dado vigencia internacional; Antonio Toribio cuyas tallas le han ganado la crítica internacional y los premios en bienales extranjeras las cuales avalan su calidad como escultor. Su escultura metálica suele ser agresiva, buscando sensación de espacio; este sentido espacial también caracteriza la escultura de Domingo Liz. Sus tallas revelan vida profunda y grandiosidad de ideas. 

Soldado  Manolo Pascual

Así encontramos otros distinguidos autores como Gaspar Mario Cruz, José Rotellini, Angel Botello Barros y Amaya Salazar, entre muchos otros artistas, que evocan con simpatía y gracia el arte de hacer cultura, marcando una huella indeleble en la historia artística de la isla.

 Caonabo  Abelardo Rodríguez Urdaneta

FOTOS: 1, 2, 3) Museo Bellapart; 5) J's Theater Blog; 6) Fundación Granell; 7) Identidad Sanjuanera

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